No hay duda que el oro amarillo y el oro blanco son los más conocidos pero, ¿sabías que hay más variedades según su tono? Sí, sí, has leído perfectamente. Y, como prueba, hoy queremos centrarnos en uno de los metales más originales y populares de los últimos años. ¿Te gustaría saber qué es el oro rosa? A diferencia del oro amarillo o blanco, el oro rosa está compuesto por una mezcla única de metales que le otorgan ese color tan peculiar.
¿Cómo se hace el oro rosa?
El oro rosa se crea a partir de una aleación de oro puro con otros metales. El oro puro (24 quilates) es naturalmente amarillo pero, debido a que es demasiado blando para ser usado en la mayoría de las joyas, se mezcla con otros metales para hacerlo más duradero y, en el caso del oro rosa, para lograr su característico color rosado. En una aleación típica de oro rosa, la proporción es la siguiente:
- Oro de 18 quilates (18k): contiene 75% de oro puro y 25% de otros metales, principalmente cobre. Es precisamente este alto contenido en cobre lo que le da un color rosa intenso.
- Oro de 14 quilates (14k): contiene 58.3% de oro puro y un 41.7% de metales añadidos, como cobre y, en algunos casos, plata. Este tipo de oro rosa tiende a ser un poco más pálido en comparación con el de 18 quilates, aunque también es más duradero.
El cobre, además de ser responsable del color rosado, también ayuda a que la joya sea más resistente, ya que el oro puro es muy blando por naturaleza. Dependiendo de la cantidad de cobre en la mezcla, el tono puede variar, desde un rosa más suave hasta uno más intenso y rojizo. En algunos casos, también se puede añadir una pequeña cantidad de plata para suavizar el color rosa y darle un matiz más claro y uniforme. Es importante tener en cuenta que, dependiendo de los metales con los que se combine, el resultado final será más o menos brillante y más o menos duradero.
En resumen, el proceso para crear oro rosa es el mismo que para otras aleaciones de oro: se funden los metales juntos a alta temperatura y luego se enfrían y moldean en la forma deseada. Una vez que la aleación está lista, se puede utilizar para fabricar todo tipo de joyas, desde anillos y collares, hasta pulseras y pendientes.
¿El oro rosa se estropea?
Tenemos buenas noticias: el oro rosa es bastante duradero, especialmente en quilatajes más bajos, como el de 14k. ¿Y esto a qué se debe? Principalmente, a la presencia del cobre en su aleación, ya que lo hace más resistente al desgaste. Sin embargo, hay algunos aspectos a tener en cuenta sobre el mantenimiento del oro rosa:
- Desgaste natural: con el uso diario, todas las joyas, incluidas las de oro rosa, pueden mostrar signos de desgaste, como pequeños arañazos o pérdida de brillo. No obstante, el oro rosa tiende a ser más resistente que el oro amarillo puro, gracias a la dureza del cobre. A diferencia del oro blanco, que puede necesitar un rechapado de rodio para mantener su brillo, el oro rosa no requiere un mantenimiento tan intensivo.
- Deslustre: una de las características del cobre es que puede oxidarse con el tiempo. Si bien es cierto que este proceso de oxidación es muy gradual y, en la mayoría de los casos, sólo le da a la joya una ligera pátina. Para que una joya de oro rosa mantenga su brillo original, la mejor opción es limpiarla regularmente con productos específicos para joyería.
- Sensibilidad a los productos químicos: como todas las joyas de oro, el oro rosa puede verse afectado por ciertos productos químicos que se encuentran en el maquillaje, perfumes, cremas y productos de limpieza. Por esta razón, es recomendable quitarse todas las joyas de oro rosa antes de aplicar productos químicos fuertes o entrar en contacto con agua clorada, como en piscinas.
- Cuidado y limpieza: para mantener el oro rosa en su mejor estado, es importante limpiarlo regularmente con un paño suave y agua tibia con jabón de prendas delicadas. Lo mejor es evitar limpiadores abrasivos o cepillos duros, ya que podrían rayar la superficie de la joya. Por último, aunque el oro rosa es muy resistente, siempre es una buena idea guardar las joyas en un lugar seguro cuando no se usen para evitar golpes o arañazos innecesarios.
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